En la CNT-AIT enfrentamos otro año con ilusiones renovadas. Cada primero de Mayo es una

oportunidad de hacer reflexión sobre nuestro movimiento, que sabemos anclado en firmes

cimientos, con la idea de defenderlo y hacerlo crecer sin perder la perspectiva de lo que es el

sindicalismo revolucionario asociado al anarquismo, de nuestros principios anarcosindicalistas.

La tarea se expresa en el trabajo diario de los sindicatos, de abajo hacia arriba. Con independencia

de su dificultad, sean tiempos más o menos propicios, nuestra herramienta sigue siendo la adecuada

para abrir camino en la dirección propuesta: la revolución social.

Aquí y ahora este es nuestro propósito, allá donde el capitalismo nos rodea arrancarle condiciones y

allí donde fructifiquen nuestras ideas construir desde nuestros principios, poner de relieve la cultura

obrera y libertaria con conciencia de resistencia y avance, hasta la caída de la cultura burguesa,

hasta borrar de nuestras vidas toda influencia ególatra, hedonista y superficial propia de esa visión

antagonista de la vida basada en el poder, en el individuo contra el individuo que tanto contamina y

entorpece la labor de emancipación humana que los anarcosindicalistas perseguimos en solidaridad

y responsabilidad tanto individual como colectiva.

Hoy, día conmemoratorio del 1 de Mayo, seguimos con la lucha de los Mártires de Chicago. Por

aquel entonces estos compañeros lucharon por las 40h semanales, aunque tenían claro que solo se

trataba de un pequeño paso, al que le continuarían muchos más, anticipando ya Michael Schwab

próximas luchas en el sindicalismo revolucionario hasta la anarquía: “ cuatro horas de trabajo cada

día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las

estadísticas”. Así lo indicó en sus últimas palabras, en un juicio claro contra el movimiento

anarquista que amenazaba con romper con la pobreza y autoritarismo generado por el capitalismo

junto al Estado.

Con esta idea como guía de nuestras acciones se entiende de forma esclarecedora dónde el acierto

nos define o los errores nos proponen el reto de superarlos. Sin esta guía el acierto se considera

desde otras perspectivas, y lo que los anarcosindicalistas entendemos como errores se presentan

como supuestas conquistas. Aquí radica uno de los principales problemas actuales alrededor de la

organización de la clase obrera, pues perdiendo el origen de nuestros pasos erramos el camino hacia

nuestros fines.

La fraternidad no existe mientras existan privilegios y poder, sencilla lección que todo el espectro

parlamentario progresista sacrifica en pos de un presente ya ni siquiera evocador de un futuro

deseable, pero sí absolutamente posibilista y arrivista a los objetivos burgueses actuales. Se acercan

elecciones y de nuevo la coartada circense se pone en marcha a ritmo de “himnos y colorines” de

partidos políticos: que nada cambie para seguir manejando los destinos de las personas desde las

sectas partidistas y empresariales, esa es de nuevo la consigna. Nuestra respuesta sigue siendo la

abstención activa, trabajando por gestionar la cuestión social desde los propios implicados. Ya en

los orígenes de este día compañeros como Jorge Engel planteaban en la misma línea

antiparlamentaria: “Compré libros para ilustrarme más, y yo, que había sido político de buena fe,

abominé de la política y de las elecciones y aún comprendí que todos los partidos estaban

degradados y que los mismos demócratas socialistas caían en la corrupción más completa.”.

Similar suerte a la de los políticos corren los desmemoriados sindicalistas, dirigidos por traidores

más o menos conscientes a las ideas que adoptan como definición y que, errando y errando, acaban

por sucumbir a los principios e influencias ajenas a la clase obrera: el centralismo, la

profesionalización del sindicalismo, la colaboración de clase, el reformismo como finalidad, la

pérdida de perspectiva obrera utilizando las armas del sistema contra trabajadores y trabajadoras…

Todo desde el corto recorrido que separa los distintos banderines plastificados en comparsa desde

CCOO y UGT a la CGT o CIT: han visto enemigos en sus compañeros de clase, han perdido labatalla contra las influencias autoritarias del sistema actual de pensamiento capitalista, donde el fin

justifica los medios y su único fin es crecer y competir a cualquier costa arrastrándose por el fango del comportamiento político… han buscado disfrazarse tanto que ya no se reconocen sin lasv que portan, han perdido lamentablemente, si alguna vez tuvieron, la dignidad fraternal de la clase obrera.

No tenemos especial interés en dar lecciones a nadie, pero sí la firme voluntad de devolver golpe

tras golpe, pues sabemos que, si bien el tiempo pone a cada cual en su lugar, no estamos dispuestos

a que demore demasiado.

Si la CNT/AIT es un último reducto, ¡hagámoslo más firme, defendámoslo!, estudiemos y

reivindiquemos nuestra herencia haciéndola tan actual como necesaria para arrancar las formas

mentales del poder de nuestros entornos. Tenemos un rico y variado fondo cultural que no tenemos

que dejar que nos lo revise ni cuente otro, ni partir de atajos postmodernos cuando tenemos la

directa desde nuestra idea, pues somos parte de ella y aquí seguimos, ¡contra viento y marea! ¡A

pesar de todo!

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO REVOLUCIONARIO!

¡VIVA LA CNT Y SU INTERNACIONAL OBRERA LA AIT!

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