Hace tiempo que hemos asistido a la implantación y asentamiento de las casas de apuestas y salones de juego. En cada rincón de pueblos y ciudades aparecen estos locales que cuentan con una gran aceptación social, gracias a la publicidad, altamente invasiva a través de televisión, radio, Internet o la marquesina de una parada cualquiera de autobús. Al igual que las diversas variedades de apuestas online, mediante empresas y corporaciones sin escrúpulos, que campan a sus anchas y que a menudo están relacionadas con equipos de fútbol o nombres de adinerados oligarcas. 


Esta situación ha generado, sobre todo entre personas de clase trabajadora, una alarma social que recuerda a aquellos años 80 en los que la heroína fue responsable directa de destrozar tantos hogares, arrasar generaciones o encadenar al vicio y a la adicción a personas cada vez más jóvenes. Se ha normalizado la ludopatía, y lo máximo que ofrece la infecta casta política de Psoe, Unidas Podemos,etc… siempre a modo de lavado de cara estéril; es advertir sobre el uso responsable, la legislaciones de proximidad a centros educativos, limitaciones de edad… todas medidas inconsistentes, que como no podía ser de otra manera, no atacan la raíz del problema, sino que justifican y permiten la existencia e inclusión en nuestros barrios de estas empresas parasitarias, cuya toxicidad afecta de forma cada vez más salvaje a la población, y enfoca sus tentáculos de manera estratégica hacia la clase trabajadora.
No debemos olvidar que la irrupción y el establecimiento de esta situación es amparada y regulada por los distintos gobiernos que como siempre actuarán como lacayos del capital y defensores de la impunidad del libre mercado, la degradación del ser humano y del planeta.
No debemos consentirlo. Señalar a los culpables, combatirles, negarse a participar, utilizar el boicot contra sus negocios y franquicias… es lo más responsable y decente que podemos hacer para luchar contra otra de las herramientas que el Estado y el Capital utiliza para anularnos y domesticarnos.

Por nacional

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