Este 1º de Mayo viene marcado por los ataques represivos que organizaciones obreras y movimientos sociales han sufrido por parte del Estado estos últimos meses, instrumentalizando para sus intereses la situación de pandemia global por el COVID19.
El Estado, por medio de sus cuerpos de represión, siempre se ha opuesto violentamente a todo avance en derechos tanto sociales como laborales, sexuales y de todo tipo. No olvidemos que el reconocimiento de los derechos humanos y sociales, ha sido y es una conquista de los movimientos obreros y sociales en la calle, no un regalo estatal o patronal, y que en lo que respecta a la práctica, son vulnerados continuamente.
Los Estados utilizan las leyes para legitimar el sistema de explotación basado en las desigualdades de clase, en los que una clase social tiene el control de la economía y por tanto el control del gobierno, de los medios de producción, de los medios de comunicación y de la justicia. Mientras que otra clase social, la nuestra, sacrifica su vida, sometida a un sistema productivo que permite a la burguesía acumular riquezas de forma infinita a costa de nuestro sufrimiento.
Mientras la clase trabajadora está sufriendo una de las peores crisis del capitalismo en el territorio español, con casi 4 millones de personas en paro, 900.000 personas todavía en ERTE y unas condiciones cada vez más precarias en el mercado laboral, todo ello agravado por la situación de pandemia y la gestión que desde las administraciones se ha realizado de la misma. No dejamos de ver cómo la familia Borbón, la clase política, empresarios y demás miembros de la alta sociedad, de ideología liberal algunos, otros fascistas, socialdemócratas, etc… reciben trato de favor por parte de la justicia ante sus multimillonarios crímenes. A su vez, nuestras hermanas y hermanos de clase obrera son perseguidas, agredidas, mutiladas y encerradas por reivindicar derechos y justicia social en las calles. Tal es el caso de nuestro compañero de Granada, Cristian Mestre, que ha sufrido prisión preventiva solo por llevar un bote de spray en la mochila durante una manifestación por la libertad de expresión el pasado febrero. Otros 2 compañeros fueron detenidos en su casa el pasado 8 de abril acusados de participar en la manifestación del 30 de enero en Barcelona. O los compañeros sancionados en Alicante por el mismo motivo. Todos ellos en espera de juicio o sanción por estas acusaciones.
Desde los medios de comunicación no dejan de enviar mensajes propagandísticos, que tienen como objetivo demonizar y deslegitimar la protesta, señalando como actos criminales la rotura de escaparates y quema de contenedores, creando una opinión pública contraria a las reivindicaciones que acompañan estas manifestaciones. Los medios de desinformación actuaron de la misma manera con las marchas del pasado 8 de marzo. Las señalaron y las tacharon de irresponsables, instrumentalizando una vez más la pandemia. No importaba que se cumplieran con todas las medidas sanitarias necesarias. Mientras exigen al adversario moderación, las ideologías fascistas, socialdemócratas y liberales, con su modelo económico capitalista, no tienen nada de moderadas. Tal y como pudimos ver en sus mítines populistas, donde la irresponsabilidad sanitaria era evidente, pero ahí no pasa nada.
El binomio capitalismo-patriarcado es en la actualidad la mayor amenaza para la supervivencia en el planeta. Destruye la naturaleza, destruye la cultura de los pueblos, destruye las relaciones personales, etc. En una palabra, destruye la LIBERTAD. Solo busca acumular capitales sometiendo, esclavizando y explotando cualquier cosa que le permita seguir creciendo. Y es entonces cuando el Estado utiliza la violencia, la represión, el miedo y la manipulación para acabar con la disidencia.
Quienes nos oponemos y enfrentamos a este sistema somos personas conscientes que buscamos un futuro mejor para las generaciones futuras y que aspiramos por encima de todo a la justicia social. La violencia nos viene impuesta por los que llevan la ofensiva, que son el Capital, el Patriarcado y el Estado, sostenedores de todas las formas de opresión sobre el ser humano. Ante su violencia opresora anteponemos el legítimo derecho a la autodefensa.
Lo más básico que nos prometen las constituciones liberales es vivir con dignidad y autonomía, libres de explotación, de malos tratos y de discriminación, en condiciones que hagan posible el libre desarrollo de la personalidad y capacidad personal. Esto, que es lo prioritario según sus propias leyes, es lo primero que se incumple. Desafiamos a quien quiera, a que nombre algún partido político o gobierno en el mundo que haya cumplido con esta mínima condición de la vida humana. Todos sin excepción la vulneran, porque vivimos en un sistema caduco, insostenible, tanto desde el punto de vista humano como ambiental, y esto, ningún gobierno lo va a cambiar. La situación de crisis climática, pandemia sanitaria y de violencia sexual son más evidencias de ello.
El 1º de Mayo es una jornada en la que se reivindican las conquistas sociales gracias a la lucha obrera, se conmemora la lucha que iniciaron en Chicago obreras y obreros en favor de la jornada laboral de 8 horas. Es importante no olvidar la fuerte represión que también sufrieron quienes, valientemente iniciaron esa lucha y quienes la continuaron después. Cárcel, tortura, persecuciones y asesinatos. Esos métodos que utilizaban ayer son los mismos que utilizan hoy.
Al sistema no le importa que métodos o estrategias utilicemos para avanzar en derechos y justicia social, nos reprimirá igualmente. Porque la paz social que quieren nuestros explotadores es la paz de los cementerios: cementerios llenos de niños que nacen y mueren esclavos trabajando para las multinacionales, llenos de obreros muertos en las minas, en las fábricas o en los campos, por accidentes o por extenuación, llenos de presos que la cárcel asesina de una forma o de otra, llenos de niñas y mujeres traficadas, violadas y maltratadas hasta el suicidio o el asesinato, y de personas que mueren por su condición sexual o su color de piel, llenos de víctimas de las guerras, o de catástrofes y de epidemias de las que el capitalismo es directamente responsable… El mantenimiento del orden social, la paz social, no significa bajo su perspectiva más que someterse a las leyes y aceptar las profundas desigualdades sociales y los crímenes que estas vienen a legitimar.
Frente a este ataque constante a la clase obrera, hoy igual que ayer, este 1º de Mayo exigimos: Un reparto justo del trabajo y la riqueza, mediante la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial. Exigimos justicia social, sin olvidarnos de todas las personas detenidas y represaliadas por ejercer su derecho a manifestación, a la libertad de expresión y por enfrentarse a un sistema que prima los beneficios y la rentabilidad por encima de la justicia y la vida humana. Apoyamos por ello a las personas presas en lucha y su huelga hambre rotativa y exigimos la liberación de todos los represaliados. Denunciamos la situación de “Nueva Normalidad” con la que pretenden recortar el reconocimiento de los derechos logrado por quienes nos precedieron. Exigimos una educación y una sanidad libertaria, pública y autogestionada. Revindicamos el amor libre como base de las relaciones humanas, que acabe con la discriminación de cualquier índole. En resumen, hoy como ayer recordamos a quienes nos precedieron y seguimos luchando. Porque la represión siempre la sufrimos la clase obrera.
¡Por un 1º de Mayo anarquista, antirrepresivo y revolucionario!