Desde el secretariado de la AIT (Asociación Internacional de las Trabajadoras) queremos denunciar públicamente una serie de ataques que desde hace algunos años están recibiendo nuestras secciones en diversas partes del mundo. Una vez más, nos vemos obligados a defender a nuestra organización internacional de agresiones similares.
Resulta complejo definir cuando comenzaron todos estos ataques, pero nos arriesgaríamos a afirmar que se iniciaron durante el año 2016, cuando la CNT de España y la USI de Italia, que todavía eran secciones de la AIT, hicieron públicos algunos comunicados en los que hablaban de la necesidad de “refundar la AIT”.
Éstas Secciones habían formulado en sucesivos Congresos una serie de propuestas que habían sido rechazadas y que consistían en dar la mayoría de los votos en la AIT a unas pocas secciones, con una voz dominante a la CNT de España y limitar el acceso a la AIT solo a organizaciones grandes. El sistema propuesto fue especialmente pensado para que solo las tres secciones que promovían la “refundacion” pudieran controlarla.
De esta de manera la “refundación” de la AIT se podría aprobar solo con los votos a favor de estas 3 secciones más numerosas, y acordada sin tener en cuenta la opinión de la mayoría de su secciones.
Se trataba de la CNT española, la USI italiana y la FAU alemana.
La USI llevaba ya muchos años en polémica dentro de la AIT por su participación en las elecciones sindicales (llamadas RSU en Italia). Evidentemente, esto suponía una vulneración del principio de acción directa como método de lucha de las trabajadoras. La USI, pues, estaba aceptando la delegación de la lucha en comités, organismos verticales y en intermediarios que diluyen y apagan el conflicto obrero.
Estaban ayudando a poner la capacidad de decisión y de lucha de las trabajadoras en manos de burocracias sindicales que el Estado y la patronal ampara y apoya.
La FAU, por su parte llevaba varios años incumpliendo los acuerdos en materia de contactos internacionales. A espaldas de las demás secciones, estaba apoyando sindicatos contrarios al anarcosindicalismo. Se trataba de sindicatos verticales en su funcionamiento interno, ligados a partidos políticos y que reciben subvenciones estatales. Incluso llegaron a apoyar sindicatos abiertamente enfrentados a algunas secciones de la AIT.
En la CNT de España, por aquel entonces, estaba emergiendo una facción que buscaba desviar su funcionamiento interno de los principios del anarquismo. Esta facción logró dotar de gran poder a los comités a partir del Congreso de Córdoba, en 2010. Esto resultó en la transformación de una organización horizontal en una organización gobernada por un profundo autoritarismo. La falta de horizontalidad desencadenó una serie de purgas masivas de decenas de sindicatos que protestaron o criticaron esa dinámica autoritaria. Se expulsó a quienes criticaron la ausencia absoluta de transparencia en la gestión del dinero por parte de los comités. Y la falta de transparencia permitió continuos desfalcos por los que ningún secretario tuvo que responder. Se expulsó a quienes criticaron la introducción de dirigentes con sueldo y la aproximación a partidos políticos. Se abrió la puerta a la entrada de políticos profesionales, e incluso empresarios con asalariados, a los comités. Todo ello permitió una transición del discurso anarcosindicalista y libertario hacia el sindicalismo neutro, reformista y socialdemócrata. Ese proceso culminó en la CNT-CIT actual.
Al ser rechazadas sus propuestas por la AIT, estas tres secciones tomaron la decisión de promover una escisión dentro de la Internacional. Una escisión que además, entre algunas de estas secciones ni siquiera había sido discutida por la militancia.
En ese momento, la CNT de España, la USI y la FAU, convocaron una Conferencia Internacional que se celebraría finalmente en Baracaldo (España) en la que se discutiría la escisión de la AIT. A pesar de tratarse de una escisión, los organizadores de esta Conferencia la anunciaron como Conferencia de “refundación de la AIT”. Esta “refundación” nunca se aprobó, ni tan solo se propuso o discutió en ninguno de los Congresos oficiales de la Internacional.
En ese momento el Secretariado de la AIT hizo pública una declaración titulada “Errores de concepto sobre la conferencia de escisión”. En la que se dejaba claro que dicha Conferencia Internacional se celebraba contra los Estatutos y contra los acuerdos adoptados por los Congresos de la AIT. En definitiva, no estaba convocada ni por la AIT, ni por ningún acuerdo de la Internacional.
A esa conferencia asistieron la USI, la FAU, IP (Polonia) y ESE (Grecia), CNT de España, la CNT de Francia, la FORA y Rocinante de Grecia. También acudieron como observadores las IWW del Reino Unido, de USA y de Alemania. Habían invitado, no a los miembros de pleno derecho de la AIT, sino a otras organizaciones ajenas a la misma, con la intención de que tomaran partido por la escisión. Estaban “refundando” la AIT a espaldas de la AIT. Además, no todos los delegados de estas organizaciones tenían mandatos de tomar parte de esta nueva internacional.
Finalmente solamente cuatro organizaciones que estuvieron en algún momento en la AIT, formaron parte de la facción escisionista: CNT España, FAU, USI y FORA. El resto de organizaciones que integraban la AIT quedaron fieles a los acuerdos, principios y estatutos de la misma.
Tras estos hechos consumados, el Congreso de Varsovia de la AIT acordó desafiliar a CNT, FAU y USI como resultado de un desprecio consciente por el proceso horizontal, los estatutos y las cuotas de la AIT.
Los intentos divisivos y destructivos por parte del Comité Confederal de la CNT en complicidad con la FAU y la USI no son más que un ataque a los principios, tácticas y objetivos de la AIT y al anarcosindicalismo. Estaba claro por tanto que estas tres secciones estaban actuando contra la AIT y, en muchos casos, al margen de su propia militancia. Este fue el caso clarísimo que se dio en la CNT española. Su Comité Confederal había decidido unilateralmente dejar de pagar las cuotas a la AIT. Los afiliados seguían pagando mensualmente sus cuotas, y el Comité Confederal reteniendo la parte que debía ser destinada a la AIT, sin que la organización lo hubiera decidido.
Como no contaban con el consenso interno en las secciones elaboraron una estrategia muy clara. Prefirieron forzar su expulsión de la AIT por impago injustificado de cuotas, mientras preparaban su propia internacional paralela.
Poco tiempo después la facción escisionista adoptaba el nombre de Confederación Internacional del Trabajo/ International Confederation of Labour, en la que se integraban grupos como la IWW USA, IWW Canadá, FORA (Argentina), ESE (Grecia), CNT-CIT (España), FAU (Alemania), USI (Italia) e IP (Polonia).
Sin embargo, la CNT de España, que presumía de gozar de un consenso interno en sus decisiones, no podía disimular. Multitud de sindicatos habían sido expulsados en contra de los estatutos y sus acuerdos, o se habían desfederado voluntariamente, y otros no estaban de acuerdo. La CNT perdió más de treinta sindicatos en todo su territorio desde 2010, por la deriva reformista que estaba adoptando la organización.
La deriva hacia el reformismo en la CNT-CIT y su expulsión de la AIT llegó a provocar que una parte considerable de estos sindicatos de la CNT expulsados y desfederados inorgánicamente decidieran reagruparse recuperando sus viejos lazos federativos y volver a pedir la adhesión a la AIT. Esta CNT-AIT fue reconocida como la continuadora de la trayectoria de la AIT en la región Española por el Congreso Extraordinario de la AIT de Belgrado en 2017.
Sin embargo, los ataques contra la AIT no solamente se habían estado realizando mientras las secciones que pretendían “refundar” la AIT eran parte de la AIT, sino que siguieron posteriormente cuando ya habían sido dadas de baja.
En 2018 los intentos por parte de la CNT-CIT de perseguir y destruir a la AIT en España no cesaron, sino que se multiplicaron y fueron más allá. Ese año, la CNT-CIT demandó judicialmente a siete sindicatos de la CNT-AIT en los Juzgados por utilizar las siglas de la CNT y por utilizar “su” logo y “su” anagrama. En estas primeras demandas, la CIT en España solicitaba una indemnización de 350.007 euros, en concepto de indemnización por daño moral y por utilizar las siglas de la CNT. Finalmente, las demandas fueron desestimadas por los tribunales y la CIT tuvo que desistir de sus intentos de atacar judicialmente a la CNT-AIT.
Poco tiempo después, los ataques de la CNT-CIT siguieron con la expulsión fraudulenta de la Federación Local de Madrid, el asalto de sus locales y una denuncia penal contra la militancia anarcosindicalista en esa ciudad. Estas agresiones fueron también denunciadas públicamente por la AIT en solidaridad con estas compañeras y compañeros.
Los ataques judiciales de la CIT contra la CNT-AIT volvieron a mediados de 2020, donde diecinueve sindicatos de la CNT-AIT recibieron demandas judiciales por parte de la CIT a través de la Audiencia Nacional. Este hecho tenía un gran significado, ya que este tribunal es la continuación del antiguo Tribunal de Orden Público de la dictadura fascista especialmente dedicado a la represión de militantes anarquistas y antifascistas. En este segundo ataque judicial la CIT pedía cerca de 950.019 euros en total por no dejar de utilizar las siglas de la CNT-AIT.
La CIT necesita mostrarse como una organización combativa e incluso anticapitalista, con el fin de diferenciarse y vender su producto sindical entre la clase trabajadora descontenta. Pero sus prácticas son las mismas que las de las grandes burocracias sindicales subvencionadas por el Estado y el capitalismo, que fácilmente desvelan su traición y su sumisión al sistema.
Siempre ha sucedido que algunas organizaciones sindicales, o escisiones de éstas, que en el pasado fueron revolucionarias se integran en el sistema capitalista. Lo cierto es que siempre habrá organizaciones que quieran reproducir el modelo sindical que beneficia al capitalismo: dirigentes sindicales y liberados del trabajo, autoritarismo, dejación de la lucha obrera en cúpulas profesionales, judicialización exclusiva de las luchas, renuncia al contenido revolucionario o transformador de las organizaciones obreras… modelos sindicales que al poco tiempo generan todo un entramado corrupto y autoritario.
A diferencia de esto, la AIT no se fundó para vender proclamas más o menos revolucionarias o capitalistas, se constituyó con el fin de difundir las ideas emancipatorias entre la clase trabajadora, porque solo difundiendo una conciencia revolucionaria y solidaria entre las oprimidas podremos transformar la lucha contra los ataques de los patronos de hoy, en la lucha por la sociedad sin patronos de mañana. Puede que nos lleve tiempo, pero no existen atajos posibles. Solo difundiendo ideas revolucionarias y poniéndolas en práctica promoveremos una transformación social revolucionaria.
Sin embargo, no ha sido solamente la CNT-AIT de España la que ha sufrido ataques, otras Secciones de la AIT han recibido otros ataques por parte de algunas organizaciones locales como la IWW de Melbourne, contra miembros de ASF Melbourne y del Club Anarquista de la misma ciudad, con el consentimiento de los IWW de USA, Canadá y Australia. El conflicto comenzó cuando miembros de IWW reclamaban el derecho a los bienes y al local del Club Anarquista, llegando a presentar acciones legales contra ellos e incluso haciendo públicos los nombres de los veintidós miembros que pertenecían al Club, lo que los señalaba ante la policía y los grupos fascistas australianos.
El caso de las compañeras y compañeros de ASF y del Club Anarquista de Melbourne es muy parecido a los ataques que la CIT está dirigiendo contra la CNT-AIT: se nos ataca y se colabora con el Estado para que este acabe con nosotros.
El anarcosindicalismo en algunas regiones no cuenta hoy con la fuerza que contaba en el siglo pasado. Si bien es cierto que está creciendo con nuevas adhesiones a la AIT en países donde nunca antes había estado presente como sucedió en su último congreso celebrado en Melbourne. Esta es una dura realidad en Europa especialmente, y que puede ser explicada por numerosos factores, entre ellos, como es evidente, el exterminio físico de toda una generación de militantes anarcosindicalistas por regímenes totalitarios de todos los signos, incluidos los regímenes mal llamados “socialistas”, el surgimiento de la sociedad del consumo, etc., y sobre todo de la ausencia casi total de ideas revolucionarias entre la clase trabajadora.
Ante este hecho algunos creen que la causa se encuentra en nuestros principios, y por tanto hay que renunciar a ellos para poder adaptarse a los nuevos tiempos. La renuncia a las ideas y a la lucha revolucionaria, en este proceso, acaba sustituida por esa adaptación al mercado capitalista de las organizaciones obreras.
En definitiva, existe una causa común a todos estos ataques que responde a un deseo por parte de la CIT de que no exista ninguna organización anarcosindicalista que -por sus ideas, sus prácticas y sus experiencias de lucha- les haga sombra.
Desde el Secretariado de la AIT nos oponemos a todos estos ataques y los denunciamos públicamente para que las organizaciones revolucionarias de trabajadoras y trabajadores de todos los países del mundo sean testigos de los mismos, y no solamente los observen impasibles, sino que juzguen por sí mismos la naturaleza y el carácter de estas organizaciones que, pese a su larga tradición de lucha, actúan en la actualidad, en este y en otros sentidos, como enemigos declarados de la clase trabajadora.
Secretariado de la AIT